Las mujeres y las drogas: respuestas sanitarias y sociales

Introducción

Esta miniguía se inscribe en un conjunto más amplio, que comprende Health and social responses to drug problems: a European guide. Ofrece una visión general de los principales aspectos que es preciso tener en cuenta a la hora de planificar o proporcionar respuestas sanitarias y sociales a las mujeres que consumen drogas, y examina la disponibilidad y la eficacia de las respuestas. También tiene en cuenta las implicaciones para las políticas y la práctica.

Última modificación: 8 de marzo de 2023.

Contenido:

Visión general

Cuestiones básicas

Las mujeres representan aproximadamente una cuarta parte de las personas con problemas graves relacionados con las drogas y casi una quinta parte de las personas que inician programas de tratamiento por drogas en Europa. Es particularmente probable que:

  • estén estigmatizadas, se enfrenten a desventajas económicas y dispongan de menos apoyo social;
  • procedan de familias con problemas de consumo de estupefacientes y tengan una pareja que también los consuma;
  • tengan hijos y sean responsables de cuidarlos, lo que puede influenciar de manera importante su consumo de drogas y su recuperación; y
  • hayan sufrido experiencias adversas durante su infancia, en particular agresiones y abusos sexuales y físicos, y presenten trastornos mentales concomitantes.

Hay una serie de subgrupos de mujeres con problemas relacionados con las drogas que tienen necesidades específicas. Entre estos subgrupos, que a menudo se solapan, se encuentran las mujeres embarazadas o con hijos; las trabajadoras de la industria del sexo; las mujeres LGBTQIA+; las mujeres migrantes o pertenecientes a minorías étnicas; y las mujeres que cumplen penas en centros penitenciarios.

Respuestas

  • Servicios específicos para mujeres ofrecidos en programas dirigidos exclusivamente a mujeres o mixtos, prestados en entornos acogedores, libres de juicios, comprensivos y física y emocionalmente seguros, al tiempo que promueven relaciones sanas con los hijos, los miembros de la familia y otros seres queridos e integran servicios de atención a la infancia.
  • Colaboración entre los servicios de salud mental y de tratamiento por drogas para abordar los problemas relacionados con el consumo concomitante de estupefacientes y las necesidades de salud mental.
  • Servicios para mujeres embarazadas y con hijos, que lidian con el consumo de drogas, la atención obstétrica y ginecológica, las enfermedades infecciosas, la salud mental y el bienestar personal, además de ofrecer atención infantil y familiar.
  • Medidas para superar los obstáculos para la atención a las trabajadoras de la industria del sexo, como proporcionar un horario de apertura nocturno, servicios de contacto móviles y asistencia de fácil acceso.
  • Sensibilidad hacia los aspectos étnicos y culturales y posibilidad de servicios de interpretación cuando sea necesario.

Perspectiva europea

  • Los complejos problemas, que además se superponen, a los que se enfrentan las mujeres que consumen drogas exigen servicios coordinados e integrados. En toda Europa, los servicios para consumidores de drogas, las redes de salud mental y los servicios sociales suelen estar separados. La colaboración depende de la buena voluntad de las partes interesadas y de la cooperación del personal.
  • Aunque no se han recopilado datos sistemáticos sobre la disponibilidad de respuestas de integración de la perspectiva de género a los problemas relacionados con las drogas en Europa, se ha desarrollado una serie de intervenciones que abordan las necesidades específicas de las mujeres que consumen drogas.

Cuestiones clave relacionadas con las mujeres y el consumo de drogas

En la Unión Europea, se calcula que algo más de 30 millones de mujeres y 50 millones de hombres de edades comprendidas entre los 15 y los 64 años han probado una droga ilícita en algún momento de su vida. Por lo general, la diferencia entre géneros en el consumo global de drogas es menor entre los jóvenes y esta brecha parece disminuir entre los grupos más jóvenes en muchos países europeos. No obstante, la diferencia entre mujeres y hombres es mayor en lo que respecta a las formas de consumo de drogas más problemáticas e intensivas. Se dispone de poca información sobre otras identidades de género, como las personas transgénero y no binarias que consumen drogas, pero existen algunos datos que sugieren que pueden enfrentarse a obstáculos importantes para acceder a la asistencia sanitaria.

Las mujeres representan aproximadamente una cuarta parte de las personas con problemas graves relacionados con las drogas ilegales y en torno al 20 % de las personas que inician un tratamiento por drogas especializado en Europa. En algunos estudios se ha observado que las mujeres suelen acceder más al tratamiento por las necesidades derivadas del embarazo o del papel de madre o por la mayor disposición de las mujeres a buscar asistencia. Sin embargo, otros estudios han revelado que es menos probable que las mujeres acudan a los servicios especializados que los hombres debido al doble estigma que conlleva tanto el consumo de drogas en general como el hecho de ser una mujer con un problema de consumo de estupefacientes en particular. La magnitud y la naturaleza de la brecha respecto al tratamiento en las diferentes regiones y subgrupos en Europa requieren más análisis.

En muchos aspectos, las mujeres y los hombres con problemas de drogas difieren en sus características sociales, condiciones de vida y pautas de consumo de drogas, en las consecuencias de su consumo de estupefacientes y en la progresión hacia la dependencia. Las mujeres presentan preocupaciones particulares relacionadas con el sexo y el género, pero muchos servicios de drogodependencia siguen estando dirigidos a los hombres.

Los problemas específicos incluyen:

  • El estigma: Las mujeres están más estigmatizadas que los hombres por el consumo de drogas porque se considera que contravienen sus roles de género, como los roles sociales previstos, actuales o futuros, como madres y cuidadoras. La interiorización del estigma puede exacerbar la culpa y la vergüenza, al tiempo que la discriminación y los servicios sin perspectiva de género pueden disuadirlas de buscar ayuda.
  • Cargas socioeconómicas: Pueden ser mayores para las mujeres que consumen drogas ilícitas porque suelen tener niveles inferiores de empleo y de ingresos. El coste del tratamiento por drogas puede representar un obstáculo si los servicios no los presta el Estado y no están cubiertos por el seguro. Los costes del transporte también pueden dificultar el acceso al tratamiento.
  • Asistencia social: Las mujeres que consumen drogas pueden recibir menos asistencia social que los hombres que consumen drogas, porque es más probable que provengan de familias con problemas de consumo de estupefacientes o de tener una pareja que también consuma drogas.
  • Menores: Entre las personas que empiezan un tratamiento, las mujeres presentan más probabilidades de vivir con sus hijos que los hombres. Por lo tanto, la ausencia de alternativas de cuidado de los hijos puede representar un obstáculo importante para poder seguir el tratamiento. Mantener o mejorar las relaciones con los niños es muy importante y puede influir de manera esencial en el consumo de drogas de la mujer y su recuperación.
  • Parejas que consumen drogas: Tener una pareja que consume drogas puede desempeñar un papel importante respecto al inicio del consumo de drogas, la continuación y la recaída de la mujer. También puede afectar al riesgo de exposición de las mujeres a la violencia y a infecciones víricas hematógenas. En ocasiones, los hombres que consumen drogas pueden no apoyar a sus parejas a la hora de buscar tratamiento y las mujeres pueden temer la pérdida de la relación si recurren a estos servicios.

Además, se ha observado que, en comparación con sus homólogos masculinos, es mucho más probable que las mujeres que consumen drogas hayan sufrido experiencias adversas en la infancia (por ejemplo, agresiones y abusos sexuales y físicos) o violencia de género en la edad adulta, como la violencia en el marco de la pareja o expareja.

Entre las personas que consumen drogas, los trastornos de estrés postraumático y otros problemas de salud mental, como la ansiedad y la depresión, son más comunes entre las mujeres. En comparación con los hombres, también se observa con mayor frecuencia que las mujeres con comorbilidad psiquiátrica presentan un problema primario de salud mental, seguido de un problema de consumo de drogas. Por consiguiente, la exclusión de ciertos servicios de personas con diagnósticos duales puede repercutir más en las mujeres que en los hombres.

Las mujeres que consumen drogas por vía parenteral presentan vulnerabilidades específicas a las infecciones víricas hematógenas. A menudo se observa una mayor prevalencia del VIH que entre los hombres, ya que es más probable que compartan los utensilios de inyección, especialmente con sus parejas íntimas. También es más problable que declaren intercambiar sexo por drogas o dinero y pueden tener dificultades a la hora de negociar el uso del preservativo con los compañeros sexuales.

Varios subgrupos de mujeres tienen necesidades particulares y pueden requerir respuestas específicas.

Trabajadoras de la industria del sexo: La participación en la industria del sexo suele estar interrelacionada con el consumo de drogas; por ejemplo, en algunos países se calcula que entre el 20 % y el 50 % de las mujeres que consumen drogas por vía parenteral participan en la industria del sexo. Muchas mujeres que venden sexo a cambio de drogas tienen un poder limitado para practicar sexo seguro o inyectarse de manera segura, y corren el riesgo de sufrir violencia y acabar en centros penitenciarios. Estas mujeres también se enfrentan a un mayor grado de estigmatización, tanto por su consumo de drogas como por su participación en la industria del sexo.

Mujeres víctimas de violencia de género: Sufrir violencia de género es un factor de riesgo para el desarrollo de problemas relacionados con las drogas. Sin embargo, faltan datos sistemáticos sobre la violencia de género a escala europea. Es frecuente que las mujeres con problemas de drogas hayan sido víctimas de violencia de género, incluso de abusos sexuales en la infancia. En tales casos, el consumo de drogas puede comenzar como una forma de aliviar el trauma de la violencia sexual. Además, las mujeres con problemas de drogas pueden sufrir violencia de género en el contexto del consumo de drogas, a través de la industria del sexo o en sus relaciones íntimas. Se considera que el riesgo de exposición de las mujeres a la violencia en el marco de la pareja o expareja es mayor cuando ellas, sus parejas o ambas consumen estupefacientes. Las mujeres también pueden ser víctimas de agresiones sexuales facilitadas por las drogas, en las que se comete violencia contra una mujer que está drogada, tanto si estas sustancias se consumieron voluntariamente como si se consumieron sin el conocimiento o el consentimiento de la víctima.

Mujeres internadas en centros penitenciarios: Muchas mujeres internadas en centros penitenciarios tienen antecedentes de trastornos relacionados con el consumo de drogas, con tasas de prevalencia de consumo más elevadas que las de los hombres en cuanto a la mayoría de las sustancias. A menudo no hay servicios disponibles en los centros penitenciarios, o estos son limitados, para las mujeres que buscan ayuda por trastornos relacionados con el consumo de estupefacientes y, como tales, sus necesidades de atención psicológica, social y sanitaria a menudo quedan insatisfechas. Los centros penitenciarios también son entornos de alto riesgo para la transmisión de infecciones transmitidas por la sangre, pero el acceso a jeringuillas limpias es poco frecuente (véase Prison and drugs: health and social responses). Esto puede repercutir más en las mujeres que en los hombres, porque en Europa es más común que las presas consuman drogas por vía parenteral. Evaluar las necesidades de las mujeres detenidas, aumentar la disponibilidad de respuestas adecuadas y garantizar la continuidad de la atención tras la puesta en libertad son áreas prioritarias para el desarrollo de respuestas en este entorno.

Mujeres embarazadas y madres: El embarazo y la maternidad pueden ser una buena motivación para desintoxicarse, así como un obstáculo. Muchas formas de consumo de drogas durante el embarazo pueden afectar negativamente al feto y al recién nacido. Actualmente hay directrices para la gestión clínica y el consumo de medicamentos de sustitución de opioides durante el embarazo y el período perinatal para las mujeres que consumen opioides. Además del estigma, la vergüenza y la culpa, las mujeres que consumen drogas pueden temer que les quiten a sus hijos. Las mujeres tienen a menudo un papel fundamental a la hora de proveer asistencia sanitaria o social para los familiares, pero pueden temer contactar directamente con los servicios ellas mismas. Asimismo, probablemente no puedan obtener el apoyo que necesitan debido a las responsabilidades familiares y a la falta de acceso a opciones adecuadas de atención infantil.

Mujeres LGBTQIA+: Las mujeres que se identifican como lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, queer, intersexuales, asexuales, pansexuales, aliadas o de otro género o sexualidad (LGBTQIA+) pueden sufrir discriminación, estigma social y un mayor riesgo de ser objeto de violencias y agresiones. También son más propensas a sufrir ansiedad, soledad y consumo comórbido de sustancias y trastornos psiquiátricos. Pueden temer comportamientos homófobos por parte del personal de los servicios de salud y otros pacientes y, por tanto, ser reacias a buscar ayuda. Es probable que estas mujeres, en particular, requieran intervenciones inclusivas que aborden sus necesidades específicas y les proporcionen un entorno seguro.

Mujeres migrantes o pertenecientes a minorías étnicas: Estas mujeres pueden enfrentarse a obstáculos adicionales a la hora de acceder a los servicios de tratamiento, como las barreras lingüísticas o los enfoques de tratamientos que pueden ser contrarios a sus creencias religiosas. Algunas mujeres migrantes pueden haber sido víctimas de la trata y haber sufrido traumas por la guerra y la violencia en sus países de origen o en su trayecto de huida. La situación migratoria de las migrantes también puede afectar a su derecho a acceder a los servicios, y pueden sufrir racismo y discriminación. Hay que tener muy en cuenta la diversidad étnica, cultural y religiosa a la hora de responder a las necesidades de las mujeres migrantes o pertenecientes a minorías étnicas.

Todavía hay grandes lagunas sobre el consumo de drogas de las mujeres. Los estudios de investigación no siempre incluyen a las mujeres y puede que no desglosen los datos por género o que no aborden cuestiones de género. La mayor parte de los estudios sobre el consumo de drogas entre las mujeres en edad fértil solo se refiere a las que consumen opioides, y se necesita más investigación sobre otras pautas de consumo de drogas entre las mujeres (como el consumo de cannabis, el consumo de medicamentos sin receta y el policonsumo de drogas); el consumo de sustancias entre otros grupos específicos de mujeres (ya que la mayor parte de los estudios se centran en las madres y las cuidadoras); y la intersección entre el consumo de drogas y otros problemas que suelen experimentar las mujeres que consumen drogas.

Respuestas a los problemas relacionados con las drogas entre las mujeres

Los complejos problemas, que además se superponen, a los que se enfrentan las mujeres que consumen drogas exigen servicios coordinados e integrados. Es importante adoptar un enfoque que incorpore perspectivas de género para cubrir las necesidades de las mujeres que consumen drogas. Deben tenerse en cuenta las necesidades de las mujeres e incorporarlas a todos los aspectos del servicio y de su prestación: estructura y organización, localización, personal (incluido el acceso a personal sanitario femenino en todos los servicios), desarrollo, enfoque y contenido.

Estos programas pueden ser exclusivos para mujeres o programas mixtos que incluyan servicios específicos para mujeres. Podrían fomentarse las competencias del personal mediante la educación, la formación, el desarrollo de capacidades y la supervisión adecuada. Los servicios municipales (por ejemplo, el sistema de bienestar de la infancia y los proveedores sanitarios) también pueden recibir formación para mejorar los conocimientos, identificar mujeres que consumen drogas y proporcionar intervenciones o derivaciones, según sea necesario.

Gráfico. Necesidades de servicios y respuestas para algunos subgrupos de mujeres con problemas relacionados con las drogas

 

Debido a los altos niveles de estigma y trauma experimentados por las mujeres que consumen drogas, es importante que los servicios sean acogedores, imparciales y comprensivos, así como que adopten un enfoque que tenga en cuenta los traumas para proporcionar a las mujeres un entorno físico y emocional seguro. Es probable que los servicios que aspiran a ser holísticos y exhaustivos estén mejor equipados para abordar los múltiples problemas a los que se enfrentan las mujeres.

Los servicios especializados solo para mujeres son prestados por mujeres para mujeres y están adaptados a sus necesidades específicas inmediatas y a largo plazo. Desempeñan un papel importante en el cuidado de las mujeres, especialmente las que han experimentado violencia infligida por la pareja o expareja, problemas de consumo de sustancias o sinhogarismo. Estos servicios suelen adoptar un enfoque de tratamiento que tiene en cuenta los traumas y varios objetivos: reconocer los signos y síntomas de trauma en las pacientes (y el personal) y el papel que esto puede desempeñar en la vida de las mujeres; evitar la repetición del trauma; y restablecer los sentimientos de seguridad y autoestima. Para mujeres en riesgo continuo de violencia, es fundamental un enfoque que englobe varias instituciones y sectores, con colaboraciones entre servicios sanitarios y sociales y el ámbito de la justicia.

Los enfoques de tratamientos que tienen en cuenta los traumas también desempeñan un papel importante en la atención a las mujeres LGBTQIA+. Al igual que los servicios dedicados exclusivamente a las mujeres, los enfoques de tratamiento especializado para este grupo suelen ser únicamente para personas que se identifican como LGBTQIA+ y tratan de abordar el consumo de sustancias junto con otros factores específicos que afectan a sus vidas, como la homofobia, la violencia, el aislamiento social y los problemas familiares.

Es importante que los servicios para mujeres embarazadas y madres que consumen drogas sean exhaustivos y no discriminatorios. El anonimato puede animar a las mujeres a buscar ayuda, ya que elimina el miedo a sufrir represalias. Las intervenciones destinadas a las mujeres embarazadas pueden abordar el consumo de drogas, la atención obstétrica y ginecológica, la planificación familiar, las enfermedades infecciosas, la salud mental y el bienestar personal y social. En algunos países, los centros de planificación familiar especializados y los servicios sanitarios a domicilio prestan apoyo a las mujeres embarazadas que consumen drogas y a los progenitores de hijos pequeños. Los servicios para mujeres embarazadas y madres pueden beneficiar a la madre y al niño, mediante la mejora de las habilidades parentales y mediante la influencia positiva en el desarrollo del niño, tal como señala la UNODC en Normas Internacionales para la Prevención del Uso de Drogas.

Las mujeres embarazadas con dependencia de opioides requerirán probablemente tratamiento de sustitución de opioides y asistencia psicosocial. Muchas mujeres embarazadas que consumen opioides quieren dejarlo en cuanto descubren que están embarazadas, sin embargo, la abstinencia no es habitualmente recomendable durante el embarazo porque aumenta el riesgo de consecuencias negativas para el recién nacido, incluidos los abortos. Los estudios sugieren que tanto la metadona como la buprenorfina pueden utilizarse en estos casos. Los estudios sugieren que si bien la buprenorfina se asocia a mejores desenlaces para el recién nacido, las mujeres que ya consumen metadona no deben cambiar de sustancia, a menos que su respuesta a la medicación no sea buena.

En varios países se prestan programas de asistencia multidisciplinares. Algunos ofrecen intervenciones a mujeres que consumen drogas y a sus hijos, desde el principio del embarazo hasta la infancia. Las mujeres pueden recibir apoyo psicosocial, intervenciones diseñadas para capacitarlas y desarrollar habilidades que fortalecerán la familia, así como seguimiento con las personas encargadas de los casos. Es posible que los servicios deban abordar problemas prácticos y prestar asistencia a los niños. También es posible que los servicios residenciales proporcionen alojamiento adecuado para los niños, para que las madres puedan quedarse con sus hijos.

Dada la importancia de las relaciones para las mujeres, es importante prestar servicios que promuevan las relaciones sanas con los hijos, los familiares y otros seres queridos. La participación de la familia y los vínculos con los círculos más próximos pueden mejorar aún más la eficacia del tratamiento por drogas.

Para las mujeres con problemas concomitantes de consumo de sustancias y salud mental, es importante que se aborden ambos problemas. Esto requiere un enfoque multidisciplinar, en el que participen profesionales de los sectores del tratamiento de la drogodependencia y de la salud mental, y que cooperen y trabajen para lograr objetivos comunes y acordados. Lamentablemente, esto no siempre ocurre y, en toda Europa, los servicios para consumidores de drogas, las redes de salud mental y los servicios sociales a menudo están separados. La colaboración depende de la buena voluntad de las partes interesadas y de la cooperación del personal. Dado que muchos trastornos de la salud mental son más frecuentes en las mujeres que en los hombres, las mujeres que consumen drogas pueden estar especialmente desfavorecidas a este respecto (véase Spotlight on... comorbid substance use and mental health problems).

Los elevados índices de consumo de drogas, de problemas de abusos en el pasado y de salud mental que con frecuencia presentan las mujeres que están en centros penitenciarios sugieren que las intervenciones integradas que tengan en cuenta la perspectiva de género y los traumas son importantes para abordar estos problemas, poniendo asimismo énfasis en la salud física y reproductiva y el riesgo de contraer enfermedades infecciosas. También podrían considerarse los programas para las agujas y las jeringuillas, en los que las jeringuillas pueden suministrarse a través de máquinas expendedoras. En algunos centros penitenciarios, pero no en todos, se ofrecen tratamientos de sustitución de opioides e intervenciones psicosociales a las mujeres que dependen de los opioides.

A fin de preparar a las mujeres para su salida del centro penitenciario, deben considerarse intervenciones en los ámbitos siguientes: cuestiones de vivienda y económicas, formación en capacidades profesionales y para la vida diaria, apoyo social y relaciones familiares, y derivación al tratamiento de la drogodependencia en un entorno cercano.

Los obstáculos a la asistencia a las trabajadoras de la industria del sexo pueden reducirse con medidas como horarios de apertura nocturna, servicios de contacto móviles, servicios de guardería y asistencia de fácil acceso. Se recomienda una prestación de servicios libre de juicios, empática, con apoyo de personas en la misma situación y solo para mujeres. También son importantes las intervenciones que van desde el intercambio de agujas hasta el tratamiento y el apoyo relacionado con el empleo y la vivienda.

Los aspectos étnicos y culturales deben tenerse en cuenta cuando se trabaja con mujeres de minorías étnicas. Los trabajadores sociales, que pueden actuar como mediadores culturales, pueden animar a estas mujeres a acudir y seguir un tratamiento. Pueden ser necesarios servicios de interpretación o intervenciones realizadas en el idioma nativo de la persona, y deben tenerse en cuenta los aspectos culturales a la hora de asignar un tratamiento a una mujer.

Los tratamientos por internet contra la drogodependencia pueden aportar una gama de actividades centradas en las mujeres, por separado o como complemento de otras intervenciones. Estas pueden atraer a las mujeres que no reciben asistencia apropiada de los servicios de drogodependencia especializados.

Con el aumento de la diferenciación en los patrones de consumo de drogas en Europa, y sabiendo que las mujeres no son un grupo de población uniforme, es probable que se requieran cada vez más servicios que puedan abordar las diferentes necesidades de las mujeres con problemas de drogas si la diferencia en la demanda de servicios de drogodependencia sigue reduciéndose entre hombres y mujeres. Por ejemplo, puede que se requieran más intervenciones para mujeres con problemas con el cannabis, el consumo de medicamentos sin receta y el policonsumo de drogas. También pueden ser necesarias intervenciones específicas a raíz de los cambios en las pautas de consumo de drogas entre las mujeres más jóvenes, así como intervenciones dirigidas a las mujeres de más edad, que, por ejemplo, aborden las necesidades relacionadas con los problemas de las drogas y la menopausia y el envejecimiento.

En épocas de austeridad presupuestaria es complicado encontrar financiación en muchos países europeos. Los programas para mujeres pueden abandonarse porque las mujeres representan una minoría de los usuarios de estos servicios. La realización de estudios de rentabilidad de las intervenciones para mujeres en varios contextos en toda Europa puede ayudar a asegurar la financiación a largo plazo.

Es importante que las políticas y las prácticas incorporen la perspectiva de género, lo que significa garantizar la centralidad de la perspectiva de género y el objetivo de la igualdad de género, y que las mujeres que consumen drogas participen en la planificación, la formación y el desarrollo de los programas creados para ayudarlas. La adopción de un enfoque con perspectiva de género para los problemas relacionados con las drogas beneficia a las personas con diversidad de género, incluidas las mujeres, los hombres y las personas transgénero y no binarias. Teniendo en cuenta las diferentes necesidades de los distintos géneros en todos los aspectos de las respuestas sanitarias y sociales a la política en materia de drogas, la prevención, el tratamiento y la reducción de daños estarían en consonancia con la política de la UE en materia de integración de la perspectiva de género, mejorarían la eficacia de la prestación de servicios y reducirían las desigualdades.

Perspectiva europea: disponibilidad de intervenciones relacionadas con las drogas para las mujeres

Aunque no se han recopilado datos sistemáticos sobre la disponibilidad de servicios exclusivamente para mujeres o respuestas de integración de la perspectiva de género a los problemas relacionados con las drogas en Europa, hay una serie de iniciativas que ejemplifican estos enfoques. Sin embargo, no se dispone de información sobre la eficacia de estas intervenciones.

En Portugal, las acciones específicas dirigidas a las mujeres pueden encontrarse en los principales documentos orientativos sobre políticas e intervenciones para los comportamientos adictivos y la dependencia, a saber, el Plan Nacional para la Reducción de los Comportamientos Adictivos y las Dependencias 2013-20. En Francia, la guía de 2016 «Femmes et addictions» (Las mujeres y las adicciones) se diseñó para ayudar a quienes trabajan en primera línea a mejorar el asesoramiento y el apoyo prestados a las mujeres. La guía también incluye varias recomendaciones para la asistencia a las mujeres embarazadas en tratamiento de sustitución de opioides, y para la planificación familiar de las mujeres en tratamiento de sustitución de opioides.

En Alemania, las instalaciones ambulatorias de tratamiento de adicciones proporcionan servicios basados en el género en muchas ciudades y áreas metropolitanas. Por ejemplo, LAGAYA, en Stuttgart, es un centro psicosocial de asesoramiento y tratamiento de adicciones para mujeres y niñas, así como para sus familiares y otras personas de apego. La organización FrauSuchtZukunft de Berlín ofrece una serie de servicios a las mujeres, como atención psicosocial, asesoramiento, intervenciones en caso de crisis y terapia ambulatoria de adicciones. También ofrece visitas y asesoramiento a las mujeres en los centros penitenciarios.

En Austria, Dialog, una organización de apoyo en régimen ambulatorio a las personas adictas, tiene determinadas horas de apertura reservadas exclusivamente a las mujeres, sin ningún hombre presente en el centro. Además, el Gesundheitsgreisslerei es un centro de tratamiento ambulatorio dirigido por mujeres para mujeres. Persigue un enfoque feminista, orientado hacia las necesidades específicas de las mujeres, y proporciona un espacio seguro para las mujeres que sufren dependencia del alcohol, de sustancias ilícitas o de ambos, que necesitan tratamiento, apoyo o rehabilitación.

Los servicios de reducción de daños con perspectiva de género han sido implementados en Cataluña (España) por Metzineres, una cooperativa sin ánimo de lucro comprometida con la reducción de daños, los derechos humanos y la integración de la perspectiva de género, que proporciona un refugio seguro y respuestas de reducción de daños a las mujeres que consumen drogas.

También se han realizado intervenciones en Europa para abordar las necesidades de las mujeres en centros penitenciarios con problemas relacionados con las drogas. Existen programas para las agujas y las jeringuillas en algunos centros penitenciarios para mujeres en España y Luxemburgo y en un centro penitenciario en Alemania.

En toda Europa, una serie de servicios para mujeres embarazadas y madres consumidoras de drogas también se ocupan de una amplia gama de otras cuestiones, como, por ejemplo, la atención obstétrica y ginecológica, la planificación familiar, las enfermedades infecciosas, la salud mental y el bienestar personal y social. Algunos servicios pueden abordar cuestiones relativas a la filiación, incluida la preocupación de las mujeres por perder la custodia de sus hijos, así como la prestación de servicios de guardería o de alojamiento adaptado a los niños.

En Hungría, el Józan Babák Klub presta asistencia a mujeres embarazadas o madres con hijos menores de dos años, utilizando un enfoque basado en tres pasos. En el primer paso, las mujeres se ponen en contacto con el grupo de autoayuda del Józan Babák Klub para obtener información sobre el servicio. En el segundo paso, se pueden utilizar de forma anónima los servicios médicos, jurídicos, sociales y psicológicos. Una mujer embarazada o una madre que participe en ocho sesiones de asesoramiento recibe una pequeña compensación monetaria por sesión. En el tercer paso, la organización establece contacto con los servicios sanitarios, sociales o jurídicos y con la asistencia prenatal para las mujeres embarazadas. Durante el segundo y tercer paso, un miembro del grupo de autoayuda del Józan Babák Klub acompañará a las mujeres a los servicios pertinentes.

El proyecto Kangaroo es un programa para progenitores en un contexto residencial en Bélgica. Su objetivo es estrechar los vínculos entre progenitores e hijos. Se presta apoyo a las mujeres en su papel de madres. Durante el día, los niños van a la guardería, al jardín de infancia o a la escuela, mientras que las madres asisten a un programa terapéutico. El proyecto proporciona información a los progenitores, ofrece actividades entre progenitores y niños y grupos temáticos, presta asesoramiento individual y garantiza el acompañamiento de los padres a las citas.

Implicaciones para la política y la práctica

Elementos básicos

  • Para satisfacer las necesidades de las mujeres con problemas relacionados con las drogas se necesitan servicios que tengan en cuenta la perspectiva de género y los traumas. Estos pueden hacer uso de las herramientas internacionales existentes para evaluar la inclusión de la perspectiva de género en los servicios sanitarios y sociales.
  • El personal de los servicios de tratamiento de la drogodependencia especializados y otros servicios sanitarios y sociales que esté en contacto con mujeres consumidoras de drogas pueden recibir formación sobre una serie de aptitudes, conocimientos y destrezas que les permitan ofrecer una atención de alta calidad.
  • Los entornos seguros y libres de juicios para las mujeres con problemas de drogas facilitan la accesibilidad al tratamiento y la atención.
  • Es necesario prestar servicios coordinados e integrados para abordar otros problemas además del consumo de drogas. Esto puede requerir la incorporación de la colaboración con otros servicios (como servicios infantiles o de salud mental) en las políticas y estrategias.
  • Las intervenciones para las mujeres embarazadas y las que apoyan a las mujeres con hijos son importantes.

Oportunidades

  • La inclusión de desgloses por sexo en la recopilación rutinaria de datos estadísticos puede mejorar nuestra comprensión de las tendencias del consumo de drogas, los factores sociodemográficos y los problemas a los que se enfrentan las mujeres en una región determinada. Se trata de un paso crucial en el desarrollo de respuestas adecuadas. También se puede tener en cuenta la posibilidad de garantizar que dichos datos incluyan identidades de género que vayan más allá de la clasificación cisgénero.
  • La participación de las mujeres que consumen drogas en la planificación, la formación y el desarrollo de políticas y programas pertinentes puede mejorar los servicios disponibles y aumentar su alcance.
  • La aplicación de las directrices para la prestación de servicios para el tratamiento de mujeres embarazadas consumidoras de drogas podría mejorar el desenlace tanto para la madre como para el bebé.

Déficits

  • Son necesarias investigaciones que aborden los problemas de género y tengan en consideración el género en todos los aspectos del diseño de servicios a fin de identificar los tipos de intervención que son más adecuados para los diferentes grupos de mujeres.
  • Deben investigarse la necesidad y los beneficios de las intervenciones específicas para las mujeres que tienen problemas con diferentes drogas, incluidos el uso indebido de medicamentos sujetos a receta y el policonsumo de drogas.
  • Existe una necesidad acuciante de investigar más y evaluar de manera eficaz los enfoques que responden a las necesidades de las mujeres que consumen drogas.

Otros recursos

EMCDDA

Otras fuentes

Sobre esta miniguía

Esta miniguía ofrece una visión general de lo que hay que tener en cuenta a la hora de planificar o ofrecer respuestas sanitarias y sociales para las mujeres que consumen drogas, y examina las intervenciones disponibles y su eficacia. También tiene en cuenta las implicaciones para la política y la práctica. Esta miniguía se inscribe en un conjunto más amplio, que comprende Health and social responses to drug problems: a European guide.

Citación recomendada: Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (2022), Women and drugs: health and social responses, https://www.emcdda.europa.eu/publications/mini-guides/women-and-drugs-h….

Identificadores

HTML: TD-06-22-207-ES-Q
ISBN: 978-92-9497-955-1
DOI: 10.2810/143499

Top